Ezequiel 33:11. Diles: Vivo yo, dice el Señor Jehová, que no quiero la muerte del impío, sino que se torne el impío de su camino, y que viva. Volveos, volveos de vuestros caminos; ¿y por qué moriréis…?
En cierta excursión de familias, en una zona de montañas, uno de los pequeños se alejó del grupo. Sin darse cuenta los padres, en un parpadear el niño había desaparecido. Tal fue la desesperación, que empezó a buscarlo todo el grupo y a gritar su nombre. Organizaron la búsqueda dividiéndose para ir en varias direcciones y poder hallarlo. El guía del grupo sale por su lado y por otro lado iban los padres. El guía mira hacia los bordes del cerro y distingue una pequeña figura que camina en dirección al precipicio. Le grita de inmediato al niño: “Por allí no, por allí no”. El pequeño perplejo y aturdido no sabe si avanzar o retroceder. Da unos pasos adelante y el corazón de todos se paraliza. Nadie sabe qué hacer… ya que si van corriendo a buscarlo… el niño podría asustarse ya también correr y así despeñarse al vacío. En eso llega el padre del niño y dice a todos: ¡Silencio, silencio!. Simplemente se arrodilla, abre los brazos y con lágrimas llama el niño por su nombre. Este, al ver los brazos abiertos de su padre, entendió que lo estaba llamando y corrió sin pensarlo a su encuentro a abrazarlo.
Ningún consejo lo pudo hacer volver sino solo los “brazos abiertos de su padre”.
Estimado amigo/a:
¿Cuántas veces te han dicho que tienes que dejar tus malos caminos? No has querido escuchar el consejo de aquel familiar o amigo, que quería solo tu bien. Te has endurecido y vas caminando de forma caprichosa al precipicio de tu vida. Dios que ve el peligro te dice: “Vuélvete, vuélvete; ¿Por qué morirás?” Él no quiere tu mal, sino tu bien, No quiere tu muerte a pesar de la impiedad de tus pecados, sino que extiende sus brazos para hacerte volver. Si muchas voces te han dicho que cambies y no has hecho caso, al menos en este día escucha la voz de Dios, que dice en su Palabra: “No quiero la muerte del impío, sino que se torne de su mal camino”.
Dios se hizo hombre para morir en la cruz por tus pecados. Él es Aquel que “justifica al impío” si pone su fe en El cómo salvador de su vida(Romanos 4:5)
¿Hacia dónde vas caminando hoy? Date la vuelta y camina hacia la cruz del calvario y ve a tu Salvador con los brazos abiertos, muriendo por el amor que tiene hacia ti.
Y… hallarás el perdón que tu alma necesita…
¡Vuélvete!
Isaías 55:7. Deje el impío su camino, y el hombre inicuo sus pensamientos; y vuélvase a Jehová, el cual tendrá de él misericordia, y al Dios nuestro, el cual será amplio en perdonar.